Andrés Ibáñez

Mi regreso a China

Mi nombre es Andrés Ibáñez Añasco, yo el año 2013 fui becado para la maestría de la enseñanza del idioma chino mandarín para extranjeros por el Instituto Confucio de la Universidad Santo Tomás de Viña del Mar, beca que finalizó recién en enero de este año 2018.

Esta beca duró 4 años y medio aproximadamente en la ciudad de Shanghái, ciudad en la que viví y aprendí tanto su idioma como su cultura del día a día como le llamo yo, ya que no es la típica cultura que se enseña en los centros de idioma, en los que uno aprende a hacer artes marciales, papel recortado, caligrafía china, etc…, no, me refiero a la cultura de vivir con personas chinas, comer su comida, ir a comprar cosas de la vida cotidiana, tomar el transporte público, utilizar las tecnologías, etc…, a ese tipo de cultura me refiero, y en eso estuve varios años.

Ahora ya de vuelta en Chile, soy profesor de chino mandarín del Instituto Confucio en los niveles básicos. Por lo que es en este nuevo contexto en el que surge la oportunidad de volver a China pero a un curso de capacitación para los profesores locales de chino mandarín que tienen los Institutos Confucio de Ucrania, Chile y Azerbaiyán con la Universidad de Anhui. Debido a que Azerbaiyán aún no tiene profesores locales, solo participamos Chile y Ucrania.

En esta vuelta a China, y en calidad de profesor, en un principio tuvo sentimientos encontrados, ya que de una u otra forma sentía que volvía a casa, como lo había hecho en ocasiones anteriores, cuando siendo estudiante tuve la oportunidad de volver a Chile de visita por un mes y regresar a mi rutina de estudio y trabajo en Shanghái, pero con la diferencia que esta vez ya no tenía casa aquí, solo lugares conocidos y llegar a hoteles a pasar una noche. El volver a China me recordó a los tiempos en los que vivía en Shanghái, primero porque no había pasado mucho tiempo desde mi retorno a Chile, por tanto, todo me era muy familiar, y podía desenvolverme sin problemas en las calles, en las tiendas, en los restaurantes, en el banco, etc….

En este programa éramos solo 6 profesores participantes (3 de Chile y 3 de Ucrania), los cuales compartimos día a día en diferentes actividades. Fueron días de mucho aprendizaje en cuanto a la enseñanza del idioma chino mandarín, porque como ya mencioné anteriormente, esta vez venía en calidad de profesor de chino mandarín, diferencia que se nota cuando uno está en China como estudiante. Algo también curioso es que seis personas de diferentes culturas, tengan en común algo y ese algo sea la cultura china y su idioma.

Tuvimos que aprender diferentes cosas y demostrar nuestros talentos a la hora de enseñar el idioma chino mandarín, por lo que los días eran muy movidos para nosotros, ya que comenzábamos escuchando una clase que los profesores de chino les hacían a los extranjeros. En estas clases teníamos que ir tomando nota de cómo enseñar uno u otro tema, además de tips para aplicarlos en nuestra realidad de enseñanza. Después teníamos diferentes clases que nos ayudaban a reforzar el chino mandarín y mejorar como profesores, por ejemplo: clases de gramática china y su enseñanza, de cómo organizar una clase, de cultura china, etc. Y terminábamos el día con clases de cultura para enseñar, como baile, taichí, pintura china, entre otros, por lo que estábamos constantemente impregnados de China y sus costumbres.

La cultura china del día a día, hay veces que la amo, como hay veces que la odio, porque es una cultura que es tan diferente a la nuestra que permite que tengamos sentimientos al enfrentarla cara a cara. Hay veces que se odia, porque uno con su mentalidad occidental, no entiende por qué las personas hacen o no hacen una u otra cosa, pero hay veces que se ama, porque, como todo el mundo sabe que China está sobrepoblada, esta misma sobrepoblación hace que los chinos creen nuevas tecnologías en las que muchas cosas funcionen con más eficiencia y eficacia. Además de la seguridad que se vive en China es algo impagable, el poder caminar por las calles solo en la madrugada, y que sabes que no te va a pasar nada, es algo que para este lado del mundo cada día se ve más lejano.

Ahora bien, la ciudad de Hefei (que fue donde se realizó el curso de capacitación) comparado con Shanghái, es muy diferente, ya que Hefei es una ciudad que está en desarrollo, con edificios u otras cosas, muy diferente a lo que es Shanghái, que es una ciudad muy desarrollada. Para ponerles un ejemplo, la ciudad de Hefei tiene un metro que tiene 2 líneas hasta ahora, mientras que Shanghái ya lleva 17 líneas, ahí se puede apreciar cuán grande es una ciudad con respecto a la otra.

Si ustedes me preguntan qué ciudad es mejor para vivir, para estudiar chino, para conocer China, etc…, yo les respondo que va a depender de lo que realmente quieren, por ejemplo: si quieres aprender chino bien, y no hablar inglés o español con nadie, Hefei te da esa oportunidad, ya que muy pocas personas de esa ciudad manejan el idioma inglés, por ende, la única manera de poder comunicarte y vivir bien es hablando chino, cosa que las grandes ciudades como Shanghái no pasa eso, porque muchas personas, la mayoría jóvenes, manejan el inglés, así que perfectamente podrías vivir ahí sin necesidad de hablar una gota de chino mandarín, es por esto que todo va a depender de tus intereses.

La decisión de estudiar chino mandarín, fue sin duda la mejor decisión de mi vida, un poco difícil por todo lo que ha conllevado, pero sin duda la mejor. Me ha permitido ampliar mis horizontes, conocer diferentes culturas, tener amigos por todo el mundo, entre muchas otras. Si algún día piensas que el chino mandarín no sirve para nada y que esos “dibujitos o palitos” dirán algo, créeme que sí, dicen y te enseñan mucho más de lo que piensas, y en esta vuelta a China me hizo reafirmar este pensamiento, ya que China y sus encantos nunca dejan de sorprenderme.

Mi llamado para todos es que se atrevan a aprender chino mandarín, que no es tan difícil como parece, más que la dificultad que se cree, es el tiempo en el que uno tiene que invertir para aprender de esta milenaria cultura y su idioma, y el resto, se va dando solo y no se van a dar ni cuenta cuando estén leyendo “palitos” y entiendan a los chinos que están en nuestro país cuando conversan. Si una persona lo pudo hacer, tú también puedes.